Reseña: Ojos azules en Kabul

Título: Ojos azules en Kabul
Autora: Anabel Botella
Editorial: Plataforma Neo
ISBN: 978-8415750-62-8
Número de páginas: 370
Precio: 15,90€

A Saira nunca le ha gustado su aspecto. Es rubia, tiene los ojos azules y todos la llaman kharami, o lo que es lo mismo, bastarda. Vive en Afganistán con su hermana, su madre y su abuelo, y cree tener ocho años. Cuando Ramin −un hombre cruel y fiel seguidor de los talibanes− entra en su vida, la desgracia se cierne sobre su familia para siempre.Pero no todo está perdido para Saira. La pequeña logra viajar a Valencia gracias a las tropas españolas y crece envuelta en el cariño de su familia de acogida, aunque las pesadillas de su pasado no dejan de visitarla. Cuando Pablo le ofrezca la posibilidad de abrirse al amor, ¿conseguirá sanar las heridas de su niñez y empezar a ser feliz?

Esta historia comienza en las lejanas tierras de Afganistán, concretamente en una ciudad llamada Kabul. Saira se ha criado en Kabul, tiene ocho años y es una niña no deseada. Durante la intervención estadounidense en Afganistán, uno de los soldados abusó de su madre y mató a su padre. El resultado fue que Bahar, su madre, cayó en una gran depresión que hace que no pueda ni ver a Saira, dado que su pelo rubio y sus ojos azules le recuerdan lo que pasó aquel fatídico día.

Saira vive en una pequeña casa junto con su madre, su hermana Mariam y su abuelo Hamid. El abuelo es el gran ánimo que le queda a Saira, él y su hermana, a la que adora y tiene una cierta envidia sana.
La vida de los tres transcurre entre pobreza, sumida en una relativa calma sobreviviendo al día a día hasta que algo precipita los acontecimientos: Ramin.

Una noche, Ramin se presenta en casa. Es el hombre con quien el abuelo de Saira hace negocios para poder conseguir algo que la familia se eche a la boca. Esa noche, Ramin exige a Hamid que le devuelva todo el dinero que le debe. Sin embargo, el abuelo no puede pagarlo todavía y le pide más tiempo. La negativa de Ramin a concederle ese privilegio hace que ambos se enzarcen en una discusión que termine con la vida de Hamid.

A partir de ese momento, la vida de Saira y de sus dos familiares cambia por completo.  Las mujeres en su país no tienen ni voz ni voto, ni siquiera pueden salir solas a la calle. Tras la muerte del abuelo, Ramin se queda en la casa de Saira y ocupa el lugar del cabeza de familia. 
Abusos, gritos, golpes y terror serán ahora el pan de cada día de Mariam, Bahar y Saira, pero sobre todo de esta última, quien es considerada como una bastarda que merece lo peor. 

Creo que lo que más me ha gustado de este libro es la cruda realidad que cuenta. 
Empezando por la guerra, debo decir que la autora explica a la perfección cuánto compleja es. Los americanos odian a los afganos por verse envueltos en el altercado y alejados de su casa. Los afganos odian a los americanos por envolverlos en ese conflicto y por inmiscuirse en su país. ¿Quién tiene razón? Nadie, la guerra ni es ni trae nada bueno.

"No soportaría vivir en un país que  nos ha robado parte de nuestra identidad"

Es importante también mostrar la incapacidad de los mandatarios en resolver algo que ellos mismos han empezado. Se muestra cómo al final quien más sufre es quien menos culpa tiene.

"Vámonos de aquí. Los políticos no tienen ningún interés en solucionar nuestros problemas. Y nosotras no podemos ni salir a la calle, debemos seguir llevando esta cárcel de tela a cuestas. Además, ¿a quién le importa que una familia no tenga ni para comer?"

El último retrato (y creo que el más importante) que hace la autora y que me ha llegado a sobrecoger es el de la vida de la mujer en Kabul. Es algo que la autora no narra, más bien hace que el lector lo viva. A mí, particularmente se me ha cortado la respiración en algunas partes, sobre todo por la inocencia de Saira, que no llega a entender del todo qué es lo que sucede, por qué Ramin les pega, por qué no puede jugar como si fuera una niña, por qué su hermana y ella tienen que reír bajito para que la risa no se oiga desde la calle. Anabel Botella no te cuenta una historia, te cuenta la realidad, y eso es lo que convierte la primera parte de este libro en una obra de arte, imposible despegarse de ella. 

Sin embargo, la pega que le encuentro al libro no está en la primera parte, sino más bien en la segunda. 
Como se puede leer en la sinopsis, por una serie de sucesos Saira acaba en España, donde pasa su adolescencia. Bien, esta segunda parte parece un libro a parte. Me explico, pasamos de situarnos en un país del este, sumidos en miseria y en injusticias, de leer páginas que nos levantan la piel a leer un libro juvenil de adolescentes estereotipadas. 
Es un cambio de dimensión que a mí, particularmente, no me ha gustado para un libro que me estaba haciendo sentir tanto.

Lo que la autora trata de demostrarnos en esta segunda parte, supongo es la incapacidad de una persona que ha vivido situaciones límite para confiar y abrirse a amar a alguien. Sin embargo, no me ha gustado la forma de hacerlo. Es una historia completamente estereotipada, desde los personajes a los diálogos que mantienen. Este comportamiento se encuentra sobre todo en los dos amigos de Saira, sobre todo en Isabel, que es la típica adolescente hormonada. Donde también se aprecia demasiado es en el seno de la familia, que parece ser la típica familia perfecta que me saca de quicio. Queridos escritores: por si no lo sabéis, hasta la familia que más se quiere discute y se grita. Gracias. 

A pesar de ello, esta segunda parte también alberga partes que se me han hecho entretenidas aunque, insisto, no tanto como la primera. 
Sin duda podría ponerle la máxima puntuación a este libro, pero no lo voy a hacer porque, como digo, la parte de España me ha clavado un puñal en el corazón.

En resumen, una historia que derrocha sentimientos, donde Anabel Botella mezcla narración, descripción y diálogos en su justa medida, creando una novela ágil que te hará sentir amor, odio, miedo, impotencia y todo lo que puedas imaginarte.


Amor: ****
Misterio: ***
Acción: ****
Agilidad: *****
Trama: *****


VALORACIÓN PERSONAL...

Agradecimientos a Plataforma Neo por el ejemplar.